A quienes hablan mejorando el silencio.

El rencor sólo es una forma más de mostrar nuestras carencias.

11.8.08

Trazas, trazos.

El sol ha entrado suave por la ventana de mi cuarto. Daba mucha luz y poco calor, y me ha apetecido pornerme a dibujar.

En mi primer intento el lápiz ha soltado un borbotón de líneas que no servían para nada. Llevaba mucho tiempo en el lapicero. Después he visto que no estaba caducado.

El sol sigue siendo muy rápido. Ha dibujado sobre el papel mi mano sujetando el lápiz, como antes. Con una simetría totalmente imperfecta.

Yo no sé dibujar así, a la primera, ni mis lápices tampoco. Siempre empezamos con líneas que no sirven para nada. Después rastrean el papel y me dicen, más o menos, por dónde está el dibujo.

He afilado el lápiz para apuntar mejor. Su grafito se quebraba. Su madera se laminaba. No todo responde al unísono por muy unido que parezca.

Me ha llegado -invasor- el olor de su madera. También me ha parecido oler el grafito. Sí, quizás el grafito no huela, pero yo me inventé su olor cuando chico y aún lo guardo para él.

He escuchado una radio desde lejos. Acaso un transistor. Ha entrado aire por la ventana y se ha movido parte de la cortina. No le he prestado mucha atención. La segunda vez me ha llegado a levantar el papel, como me lo hacía hace años en casa de mi abuelo.

Cuando empecé a estudiar Arquitectura no teníamos sitio en casa para una mesa de dibujo. Por eso la llevé a casa de mi abuelo. Mi abuelo se llamaba Antonio. Mi abuelo se llama Antonio.

La ventana del cuarto era de madera y tenía varias manos de pintura cuarteada. Recuerdo cuatro colores: por dentro blanco, beige y celeste; por fuera siempre verde oscuro. Tenía palillería de madera -sobre la que se sujetaban los vidrios- que se sellaba con una masilla quebrada también. En este caso era por los años y por los nietos. La ventana no era como las buenas de ahora. No tenía doble acristalamiento ni sistema deslizante ni siquiera cerraba fácilmente. Pero era más ventana que la mía. Cuando le pides a alguien que dibuje una ventana nunca dibuja la mía. Dibuja la de mi abuelo Antonio.

Por aquella ventana entraba un sol parecido al de hoy. Aquel sol dibujaba igual de rápido que ahora, igual de bien. Aunque el dibujo que hacía de mi mano sujetando un lápiz era más joven.

Mis lápices también eran más jóvenes. Soltaban más borbotones de líneas que no servían para nada. Tardaban mucho más en rastrear el papel y no siempre eran capaces de encontrar el dibujo.

Cuando los afilaba -para apuntar mejor- veía siempre que el grafito y la madera salían unidos. Y distinguía sus olores: el de la madera -invasor- y el del grafito. ¡Había gente que nunca había olido el grafito!

Entonces notaba que la puerta intentaba abrirse y entraba algo de aire por la ventana. Acaso se movía un visillo. Al siguiente intento se abría la puerta y un golpe de aire levantaba el papel sobre el que dibujaba. Mi abuelo Antonio asomaba la cabeza y se escuchaba un transistor hasta entonces inaudible.

-¿Quieres una tapilla y un aperitivo?
-Vale.

Terminaba de entrar y llevaba en una mano un vaso de vino a medio llenar. Mi abuelo Antonio bebía vino. Oloroso, blanco, tinto... el que hubiera, que en casa de mi abuelo Antonio no había para elegir pero nunca faltó de nada. En la otra un plato con una tapa de queso.

-Tómatelo despacio y saboréalo, no te vaya a sentar mal.

Hoy he ido al frigorífico a media mañana y me he servido medio vaso de vino. No he cogido la mejor botella. A veces el mejor trago no guarda el mejor sabor. También me he servido una tapa de queso. Me los he tomado despacio y saboreando.

Desde luego, hay que estar siempre preparado. Nunca sabes cuándo te puede llegar visita.

3 comentarios:

El Pájaro dijo...

Tu abuelo Antonio está muy orgulloso de ti.

Syldavia dijo...

Me hubiera gustado decir que yo también huelo el grafito, hubiera quedado genial... pero no es la verdad, asi que nada.
Lo que sí puedo decir es que yo también tenía, tengo, un abuelo Antonio también muy especial.
Me ha gustado mucho :)

Nórdica dijo...

Me ha encantado...gracias por compartirlo.